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Las guerras comerciales ya no son episodios aislados del pasado: hoy forman parte del nuevo escenario económico internacional. Desde los aranceles entre Estados Unidos y China, hasta las tensiones por subsidios o políticas industriales, estos conflictos están remodelando cadenas de suministro, alterando el comercio global y obligando a las empresas a adaptarse con rapidez. En un entorno donde las reglas cambian constantemente, comprender el impacto real de una guerra comercial sobre sectores, países y consumidores se vuelve una ventaja competitiva esencial.
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1. ¿Qué es la guerra comercial?
Las guerras comerciales son disputas económicas entre países que emplean medidas como aranceles, cuotas de importación, subsidios y sanciones para proteger industrias domésticas o presionar políticamente. En esencia, una guerra comercial ocurre cuando un país eleva sus barreras comerciales –por ejemplo, imponiendo aranceles especiales (impuestos a las importaciones)– y otros reaccionan con contramedidas similares. Estas prácticas alteran el libre comercio: por un lado protegen ciertos sectores locales, pero a costa de encarecer bienes importados y perjudicar consumidores y exportadores extranjeros. La meta suele ser reducir déficits comerciales o castigar políticas ajenas (dumping, robo tecnológico,…).
2. Diferencias entre guerra comercial y guerra convencional
A diferencia de un conflicto armado, la guerra comercial se libra con barreras económicas. Por ejemplo, tras la Gran Depresión de 1930 EE.UU. aprobó la Ley Smoot-Hawley, aumentando aranceles en torno al 40-60% de cientos de productos. Dicha medida buscaba proteger a granjeros y empresas locales, pero derivó en represalias en todo el mundo, agravando aún más la crisis económica. De este modo, “una guerra comercial” describe tanto la estrategia de imponer impuestos arancelarios como las tensiones diplomáticas y económicas que genera la escalada de esas medidas.
3. ¿Por qué se producen las guerras comerciales? ¿Qué factores desencadenan los conflictos económicos?
Las guerras comerciales suelen surgir cuando se acumulan tensiones económicas o políticas entre países. Entre los principales factores desencadenantes se encuentran:
3.1. Factores geopolíticos: sanciones, conflictos nacionales e internacionales
Más allá de lo estrictamente económico, muchos conflictos comerciales tienen raíces políticas. Gobiernos que desean castigar a otros por razones de seguridad, derechos humanos o disputas diplomáticas recurren a medidas como sanciones o aranceles. Así, Estados Unidos ha aplicado gravámenes a productos como el acero y el aluminio bajo el argumento de “seguridad nacional”, afectando a países incluso aliados.
3.2. Prácticas comerciales desleales
Las acusaciones de dumping (exportar productos por debajo de su coste real) o el uso de subsidios estatales para abaratar artificialmente ciertos bienes suelen derivar en represalias económicas. Uno de los casos más representativos es la disputa entre Boeing (EE.UU.) y Airbus (UE), en la que ambas partes se acusaron mutuamente de recibir ayudas públicas ilegales, dando lugar a sanciones cruzadas y décadas de litigios ante la OMC.
3.3. Desequilibrios o desajustes en la balanza comercial: (proteccionismo económico)
Cuando un país mantiene durante años un déficit comercial elevado —es decir, importa mucho más de lo que exporta—, surgen presiones internas para proteger su producción local. Es el caso de Estados Unidos, cuya persistente brecha con China fue uno de los principales detonantes de su guerra comercial. En sentido contrario, los superávits excesivos también pueden generar tensiones, al percibirse como señales de competencia desleal o manipulación comercial.
3.4. Presiones de grupos locales (proteccionismo económico)
Sectores económicos que se sienten amenazados por la competencia exterior —como el agrícola, el acero o la automoción— presionan a sus gobiernos para imponer aranceles y salvaguardias. Un ejemplo histórico es la “Guerra del Pollo” de 1962, cuando los excedentes de pollo barato de EE.UU. generaron fricciones con Europa. A raíz de las restricciones europeas, EE.UU. respondió gravando productos como automóviles alemanes.
3.5. Estrategias de negociación económica
En ocasiones, los aranceles no tienen como objetivo final restringir el comercio, sino forzar un cambio en las condiciones del mismo. Son usados como herramienta de presión en negociaciones bilaterales o en el seno de tratados comerciales. Esta lógica ha sido visible en las rondas de renegociación del NAFTA (hoy T-MEC), donde EE.UU. impuso tarifas para ganar ventaja en la mesa de diálogo.
Por lo tanto, las guerras comerciales no son espontáneas: suelen ser el resultado de años de tensiones acumuladas en áreas como déficit comercial, propiedad intelectual o subsidios extranjeros. También intervienen factores políticos internos y externos, de modo que una decisión comercial puede responder tanto a intereses económicos como estratégicos.

4. Herramientas y armas de una Guerra Comercial
En una guerra comercial se emplean diversas herramientas o armas económicas como las siguientes:
4. 1. Aranceles aduaneros: el arma clásica del proteccionismo
Los aranceles son impuestos aplicados a productos importados con el fin de encarecerlos artificialmente. Su objetivo es hacer menos competitivos los bienes extranjeros frente a los nacionales, protegiendo así a la industria local. Un ejemplo emblemático fue el arancel del 25% impuesto por Estados Unidos en los años 60 a los camiones ligeros japoneses durante la llamada “Guerra del Pollo”, medida que todavía tiene efectos hoy en día.
4.2. Cuotas de importación: controlando el volumen de entrada
A diferencia de los aranceles, que encarecen, las cuotas directamente limitan la cantidad de productos que se pueden importar. Estas restricciones cuantitativas reducen la oferta extranjera y elevan los precios locales, favoreciendo a los productores nacionales. Son comunes en sectores sensibles como la agricultura o la industria textil.
4.3. Subvenciones y subsidios: apoyo estatal que distorsiona la competencia
Cuando un gobierno otorga ayudas económicas directas o indirectas a sus empresas —como exenciones fiscales, créditos blandos o pagos directos— busca mejorar su competitividad en el mercado global. Sin embargo, estos apoyos suelen ser criticados internacionalmente por generar competencia desleal. En muchos casos, dan lugar a conflictos ante la OMC o a represalias de socios comerciales.
4.4. Barreras técnicas y reglamentarias: obstáculos normativos al comercio
Aunque no se presentan como medidas proteccionistas explícitas, las exigencias técnicas (como normas de calidad, requisitos sanitarios o condiciones de etiquetado) pueden ser diseñadas para restringir la entrada de productos extranjeros. Estas barreras no arancelarias, frecuentes en sectores como el agroalimentario o el tecnológico, actúan como filtros regulatorios difíciles de superar para muchos exportadores.
4.5. Sanciones y contramedidas: el comercio como instrumento de presión política
Las sanciones comerciales incluyen medidas como embargos, prohibiciones de importar/exportar determinados bienes o aranceles de represalia. Su finalidad va más allá de lo económico, siendo herramientas de presión diplomática o castigo geopolítico. Un ejemplo reciente fue la respuesta de la Unión Europea a los aranceles al acero y aluminio impuestos por la administración Trump, aplicando contramedidas a productos icónicos de EE.UU. por valor de 2.800 millones de euros (incluyendo whisky, zumo de naranja y motocicletas).
Cada uno de estos instrumentos puede perjudicar tanto a importadores (al subirles costos) como a exportadores (al perder mercado). Como advierten los economistas, hay un dilema: reducir barreras favorece el comercio global, pero los gobiernos suelen optar por proteger industrias locales en lugar de sacrificar empleos o sectores sensibles. Así, aranceles y cuotas son las “armas” más conocidas de cualquier guerra comercial, aunque las disputas modernas incluyen también sanciones tecnológicas, limitaciones a inversiones y otras medidas financieras.
5. Efectos económicos globales y sectoriales de la guerra comercial
Las guerras comerciales tienen impactos amplios tanto en el crecimiento global como en sectores específicos. En general, elevan precios, distorsionan cadenas de producción y frenan el comercio. Algunos efectos observados son:
5.1. Reducción del crecimiento económico global
Organismos internacionales y bancos centrales advierten que la escalada arancelaria recorta las previsiones de crecimiento mundiales. Por ejemplo, la Fed de EE.UU. redujo su estimación de crecimiento para 2025 del 2,1% al 1,7% e indicó que los aranceles “enturbian las perspectivas de inflación”. La OCDE también revisó a la baja su pronóstico de crecimiento mundial (ahora 3,1% en 2025) y alertó de recesiones en países muy expuestos al conflicto.
5.2. Aumento de los precios al consumidor
Al subir impuestos sobre bienes importados, los costos para empresas y consumidores finales también suben. Esto se traduce en inflación adicional, algo que complicó la tarea de los bancos centrales durante el periodo reciente. Por ejemplo, la eliminación de la franquicia aduanera para paquetes chinos (“de minimis”) incrementó drásticamente el costo de los artículos importados por comercio electrónico.
5.3. Interrupción de las cadenas de valor
Muchas industrias globalizadas dependen de componentes importados. Los aranceles interrumpen estas cadenas, provocando escasez o retrasos de insumos (semiconductores, materias primas, etc.) y encarecimiento de productos finales.
5.4. Impacto sectorial heterogéneo
Sectores exportadores líquidos (automoción, agricultura, tecnología) suelen resentir el encarecimiento de sus mercados destino. Por ejemplo, fabricantes suecos de electrodomésticos (Electrolux), de autos (Volvo Cars) y de electrónica (Logitech) redujeron sus previsiones de ventas ante la incertidumbre comercial. A su vez, industrias nacionales protegidas (por ejemplo, acero o autos en EE.UU.) pueden ganar producción temporal, pero al costo de distorsionar el mercado interno.
5.5. Impacto en el empleo
Las alteraciones comerciales afectan el empleo en dos direcciones. Por un lado, las industrias protegidas pueden generar o mantener empleos localmente. Pero los aranceles también perjudican el empleo en empresas consumidoras de insumos importados y en el sector exportador del país contrario. De hecho, muchas empresas advirtieron recortes de puestos de trabajo ante la caída de la demanda global.
5.6. Incertidumbre inversora
Como resumió un informe reciente, la mera incertidumbre sobre el desenlace de las guerras comerciales “se ha convertido en un importante factor de lastre” para la economía mundial. Esto desincentiva la inversión y retrasa decisiones de expansión.
En resumen, los expertos coinciden en que, a corto plazo, el proteccionismo comercial es perjudicial para el crecimiento global. Las últimas encuestas y estudios cuantitativos muestran que una escalada prolongada de aranceles reduciría el PIB real de las economías afectadas y presionaría al alza la inflación en todo el mundo.
En la práctica, los países implicados suelen sacrificar ganancias de eficiencia y puestos de trabajo en beneficio de industrias concretas, con efecto dominó negativo: menor comercio significa menor producción, menos empleo y un consumo más alto en precio.

6. Comparativa de guerras comerciales históricas
A lo largo de la historia ha habido varios conflictos económicos relevantes. La siguiente tabla resume algunos de los episodios históricos más destacados, sus causas y consecuencias:
Guerra comercial | Período | Participantes | Causa principal | Medidas principales y consecuencias |
Ley Smoot-Hawley (EE.UU. 1930) | 1930s | EE.UU. vs. mundo | Proteger granjeros en plena Depresión | EE.UU. elevó aranceles en torno al 40-60% en ~900 productos. Esto provocó represalias globales, colapso del comercio internacional y agravó la Gran Depresión. |
Guerra del Pollo (EE.UU.-Europa) | 1962-1963 | EE.UU. vs. UE (CEE) | Exceso de exportación de pollo barato | La CEE (antecesora de la UE) impuso aranceles al pollo de EE.UU., hundiendo sus exportaciones. EE.UU. respondió con aranceles del 25% a camiones, brandy y otros productos europeos. Finalmente se acordó una compensación (US$26M). Ningún lado obtuvo clara ventaja. |
Guerra del Plátano (EE.UU.-UE) | 1993-2009 | UE vs. EE.UU. | Régimen UE preferencial para bananas ACP | La UE favoreció importaciones de plátanos de sus excolonias africanas, en perjuicio de productores de EE.UU. EE.UU. llevó el caso a la OMC, ganó y usó aranceles de represalia sobre €191M de exportaciones europeas (quesos, bolsos, etc.). En 2009 la UE bajó sus aranceles bananeros, resolviendo la disputa. |
Guerra de las Hormonas (UE vs. EEUU/Canadá/Aus.) | 1989-2011 | UE vs. EE.UU., Can., Aus. | Salud pública: prohibición de carne con hormonas | En 1989 la UE prohibió importaciones de carne vacuna tratada con hormonas. EE.UU. (y otros) impugnaron ante la OMC, que en 1999 autorizó aranceles de hasta US$116.8M anuales como represalia. Estas afectaron productos europeos icónicos (quesos roquefort, jamones, chocolate). En 2011 la UE aceptó ampliar cupos de carne sin hormonas de EE.UU. y se levantaron los aranceles punitivos. |
Disputa Airbus-Boeing (EE.UU.-UE) | 2004-2021 | EE.UU. vs. UE | Subsidios mutuos a Airbus y Boeing | Durante 17 años ambos bloques acusaron al otro de subvencionar a sus aeronáuticas. En 2019 la OMC autorizó a EE.UU. a imponer aranceles por ~$7.500M a bienes europeos. En 2020 la OMC dio derecho a la UE a gravar importaciones de Boeing. En 2021 acordaron suspender temporalmente ambas tandas de aranceles (tregua hasta 2026). |
Aranceles a acero y aluminio (Trump 2018) | 2018-2021 (2025) | EE.UU. vs. UE (y otros) | Seguridad nacional (acero/Al 232) | EE.UU. impuso aranceles del 25% al acero y 10% al aluminio en 2018. La UE respondió imponiendo contramedidas por €2.800M a productos de EE.UU. (p.ej. bourbon, zumo de naranja, motos). En 2021 acordaron suspender esos aranceles como gesto de distensión, aunque en 2025 resurgieron tensiones comerciales. |
Guerra comercial EEUU-China | 2018-2025 | EE.UU. vs. China | IP, tecnología, déficit comercial | Desde 2018 ambas potencias elevaron gradualmente aranceles mutuos sobre miles de productos. EE.UU. llegó a imponer tasas promedio cercanas al 51% sobre importaciones chinas, mientras China alcanzó promedios del 32%. Los sectores más afectados han sido manufacturas, agricultura y tecnología. El conflicto redujo el comercio bilateral en decenas de miles de millones y afectó la economía mundial (menor PIB, inflación). Tras años de negociaciones se firmó la «Fase 1» (ene 2020) con recortes parciales de aranceles a cambio de compras chinas, pero la tensión permaneció alta hasta 2025. |
Tabla: la tabla anterior muestra una pequeña comparativa entre algunas de las guerras comerciales históricas más conocidas y relevantes a lo largo de la historia.
7. La guerra comercial China vs Estados Unidos (2018 – actualidad)
El representante comercial de EE.UU., Robert Lighthizer, y el vice primer ministro chino, Liu He, en Washington en abril de 2019 negociando durante la escalada arancelaria. Este caso es el ejemplo más reciente y profundo de una guerra comercial: desde 2018 ambos países aplicaron tasas crecientes en cadenas de cientos de miles de millones de dólares.
El conflicto comercial EE.UU. vs. China estalló en 2018 bajo la presidencia de Donald Trump, aunque sus raíces van más atrás. Trump acusó a China de prácticas desleales (como robo de propiedad intelectual) y buscó reducir el enorme déficit comercial. Como respuesta, EE.UU. impuso aranceles sucesivos, primero a importaciones chinas por unos US$50.000M, luego a US$200.000M y finalmente a prácticamente todos los bienes chinos en 2019. China contraatacó con aranceles equivalentes sobre exportaciones de EE.UU. (productos agrícolas, coches, etc.). En total, las tasas promedio bilaterales alcanzaron niveles inéditos (por encima del 50% en EE.UU. y 32% en China).
En enero de 2020 se firmó un acuerdo parcial (Fase Uno): China aceptó aumentar sus compras de bienes estadounidenses por aproximadamente US$200.000M, y EE.UU. bajó algunas tarifas selectivas. Sin embargo, la guerra comercial siguió latente. En 2021 la nueva Administración Biden mantuvo la mayor parte de los aranceles previos y además lanzó sus propias medidas. En mayo de 2024, por ejemplo, EE.UU. anunció fuertes aumentos arancelarios adicionales: cuadruplicó el arancel a vehículos eléctricos (a más de 100%) y duplicó el de semiconductores (al 50%), afectando productos por ~$18.000M. China respondió prometiendo represalias equivalentes.
Las consecuencias globales de este enfrentamiento han sido muy grandes. Las exportaciones de China a EE.UU. (y viceversa) se desplomaron centenares de miles de millones. Multinacionales de ambos países recortaron inversiones y advirtieron despidos por la menor demanda. El consumo de bienes importados se encareció notablemente, lo que añadió presión inflacionaria mundial. Organismos como la OCDE y empresas como JP Morgan han advertido que esta guerra arancelaria reduce el PIB real tanto de EE.UU. como de la economía china, al igual que frena el crecimiento global. En pocas palabras, nadie gana a largo plazo en esta contienda: los consumidores terminan pagando más por muchos productos y el crecimiento económico se debilita por la fragmentación del comercio global.

8. Impacto global y cifras recientes de la guerra comercial China vs EEUU
El impacto de la guerra comercial se refleja en diversas cifras macroeconómicas recientes. Por ejemplo, economistas del sector financiero estiman que EE.UU. sacrificaría alrededor de un 1,6% de su PIB potencial a largo plazo debido a estos aranceles elevados. La incertidumbre ha sido tan notable que la Fed de EE.UU. ajustó a la baja sus previsiones de crecimiento para 2025 (hasta 1,7%) y alertó que las tensiones arancelarias son un factor negativo notable. También la OECD recortó sus pronósticos globales, advirtiendo que una escalada podría llevar a recesiones en economías muy dependientes de China o Estados Unidos.
Algunos sectores específicos han sufrido de lleno. El sector agrícola estadounidense, por ejemplo, fue golpeado inicialmente por los aranceles chinos, lo que provocó subsidios de emergencia (compra de soja, etc.) por parte del gobierno de EE.UU. En la industria manufacturera, compañías tecnológicas redujeron pedidos de componentes ante la subida de tarifas. Además, el conflicto encareció inversiones industriales al crear riesgos de “doble arancel” (EE.UU.-China) y llevó a reubicaciones parciales de suministros a terceros países. No obstante, los consumidores son quizás los perjudicados finales: en Estados Unidos y China los precios de muchos bienes importados se han elevado. Como ilustran las encuestas, la mayoría de las empresas ven estos aranceles como un “impacto negativo serio” en el corto plazo.
9. Conclusiones
En síntesis, una guerra comercial es un conflicto económico grave que se desarrolla mediante barreras arancelarias y restricciones comerciales en lugar de armas tradicionales. Históricamente ha habido varios episodios (Smoot-Hawley, Pollo, Hormonas, Banano, Airbus-Boeing, etc.) con lecciones claras: aunque buscan proteger sectores domésticos, a menudo dañan el comercio global y deprimen el crecimiento. El caso EE.UU.–China (2018-2025) es el ejemplo moderno más extremo, con aranceles que han alcanzado niveles récord y que siguen tensionando la economía mundial.
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Preguntas Frecuentes (FAQs)
Una guerra comercial es un conflicto económico entre países que imponen aranceles, restricciones o barreras a las importaciones del otro para proteger su economía nacional. Generalmente surge por desequilibrios comerciales, disputas políticas o competencia desleal. Las guerras comerciales afectan al comercio global, encarecen productos y reducen el crecimiento económico.
Las guerras comerciales afectan a la economía global al reducir el comercio internacional, aumentar los precios, generar incertidumbre y perjudicar a empresas y consumidores. Las industrias exportadoras pierden competitividad, se ralentizan las inversiones y, a menudo, se producen despidos o cierres de empresas afectadas por las nuevas barreras comerciales.
Las causas más comunes de una guerra comercial son los déficits comerciales, subsidios injustos, dumping, tensiones políticas y estrategias de presión económica. Por ejemplo, si un país importa mucho más de lo que exporta, puede imponer aranceles para proteger su industria nacional, lo que genera represalias del país afectado.
Las empresas sufren al enfrentarse a nuevos aranceles, mayor incertidumbre, interrupciones en la cadena de suministro y pérdida de mercados internacionales. Las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) son especialmente vulnerables, ya que tienen menos capacidad para adaptarse a los cambios repentinos en los costos y regulaciones.
La guerra comercial entre China y EE.UU. comenzó en 2018, cuando EE.UU. impuso aranceles a cientos de productos chinos por prácticas comerciales desleales. China respondió con aranceles propios. Este conflicto afectó a industrias clave como tecnología, agricultura y manufactura, y provocó una caída en el comercio bilateral, encarecimiento de productos y volatilidad en los mercados globales.
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