Índice

1. Introducción

El conflicto bélico entre Israel e Irán, con la reciente implicación de Estados Unidos, es un claro ejemplo de cómo la geopolítica afecta la economía global. Más allá de una disputa regional, este choque genera tensiones geoeconómicas que impactan los mercados energéticos, las cadenas de suministro y la estabilidad financiera mundial.

Irán e Israel compiten por influencia mientras EE.UU. busca proteger sus intereses estratégicos, especialmente en rutas clave como el estrecho de Ormuz, por donde pasa gran parte del petróleo mundial. Cualquier alteración en esta zona repercute en los precios energéticos y en la inflación global.

Este escenario subraya la importancia de entender y anticipar estos impactos en la economía global y en sectores clave, un conocimiento que desarrollamos en profundidad en nuestro curso de Gestión de Negocios Internacionales.

En este artículo, nos centraremos en el análisis económico de esta crisis: desde las previsiones de crecimiento global, pasando por las tendencias recientes en sectores estratégicos, hasta el impacto directo en los mercados financieros y en la economía española, cuyo vínculo con el conflicto, aunque indirecto, es relevante y merece una atención específica.

2. Panorama económico global y riesgos comerciales de la guerra de Irán e Israel

Antes del conflicto, organismos como la OCDE ya recortaban las previsiones de crecimiento mundial debido a la incertidumbre geopolítica. En marzo de 2025 la OCDE estimó un crecimiento del PIB mundial de apenas 3,1% en 2025 (desde el 3,3% previsto), advirtiendo que “navegamos en aguas turbulentas” por tensiones comerciales y políticas. La guerra Israel-Irán puede empeorar ese escenario. Analistas señalan que una escalada prolongada podría interrumpir cadenas de valor (manufacturas, componentes) y encarecer la energía, sumando presiones inflacionarias. Según Enrique Quintana, el ataque directo a instalaciones iraníes “abre una nueva era de tensión y lleva a una mayor incertidumbre”, lo que en un contexto de recuperación global frágil podría desestabilizar cadenas de suministro y encarecer costos energéticos. El economista Javier Timerman coincide: el principal perjuicio es la incertidumbre prolongada, que paraliza la inversión. Los inversores huyen a activos refugio (bonos EEUU, divisas sólidas) reduciendo el flujo de capital a economías emergentes. Un petróleo más caro actúa como “factor recesivo” global, encareciendo importaciones energéticas y presionando al alza la inflación mundial. En suma, los pronósticos actuales para 2025 anticipan menor crecimiento y mercados volátiles, con riesgos inflacionarios al alza.

La combinación de guerra militar y sanciones intensifica los riesgos comerciales globales. A nivel macro, los precios energéticos y el miedo a la escasez pesan sobre la inflación y el crecimiento mundial. El BCE avisó que un cierre parcial de Ormuz dispararía aún más la inflación en el corto plazo. De hecho, bancos y agencias proyectan que, de producirse interrupciones prolongadas, el petróleo podría llegar a 120-130 $/barril. El mercado ya valora esta amenaza: se observa un aumento de al menos 5% en los precios inmediatos tras los ataques recientes. Los inversores han calculado una prima de riesgo geopolítico de unos 5-10 $/barril por estos factores. Por su parte, las compañías de seguros marítimos (y fletes) cobran primas más altas debido a los riesgos de navegar en el área. 

En resumen, la actual geopolítica y riesgos comerciales pueden recortar la producción global y añadir volatilidad, amenazando el crecimiento económico mundial.

Banderas de Irán e Israel representando tensión y conflicto entre ambos países.
Irán e Israel llevan más de cuatro décadas sin relaciones diplomáticas; hoy su rivalidad amenaza la estabilidad económica global.

3. Tensiones en Oriente Medio y su impacto en mercados internacionales

Las hostilidades en Oriente Medio elevan el riesgo de disrupciones en el comercio mundial. Desde junio de 2025, los precios internacionales del petróleo se han disparado más de un 10% debido a ataques a infraestructuras clave. Sin embargo, la verdadera preocupación es un posible cierre del estratégico Estrecho de Ormuz, por donde pasa cerca de una quinta parte del petróleo consumido mundialmente. 

Ante la amenaza de Irán de bloquear Ormuz, analistas y bancos centrales prevén un aumento en las tarifas de envío, presiones inflacionarias y volatilidad en los mercados energéticos y de materias primas. Esto ha llevado a rebajas en la confianza inversora; por ejemplo, la Bolsa de Tel Aviv repuntó ante la noticia de un acuerdo de paz en Gaza (Guerra Israel) pero volvió a caer con la escalada Irán-Israel-EEUU. 

En resumen, tensiones oriente medio y mercados internacionales apuntan a un escenario de mayor prima de riesgo geopolítico, donde incluso los seguros de carga y transporte marítimo han encarecido sus tarifas por el riesgo de navegación en la región.

4. El conflicto Irán-Israel y su impacto en la economía iraní

El conflicto directo Irán-Israel añade complejidad a esta crisis. En abril de 2025 Irán lanzó cohetes contra Israel, y aunque el presidente Biden sugirió ejercer prudencia para evitar subir la gasolina en EE. UU., el sector energético iraní sigue sorprendentemente resiliente. Las exportaciones de petróleo iraníes han alcanzado su nivel más alto en seis años. Se espera que la producción de Irán ronde 3,1 millones de barriles diarios en 2025 (cifra mayor a la de otros productores de la región), lo que impulsaría su crecimiento económico un 2-3% (superior al promedio de Oriente Medio).

En parte esto se debe a que la mayor parte del petróleo iraní se desvía a China, eludiendo sanciones occidentales. Por tanto, una escalada con Israel sigue siendo un riesgo político que podría cortar abruptamente sus ingresos (el cierre de Ormuz afectaría también a China al cortar el 80% del crudo iraní que consume), pero por ahora el sector petrolero iraní mantiene altos niveles de exportación.

5. Sanciones e intervención de Estados Unidos en Irán: consecuencias económicas

Paralelamente, la ofensiva estadounidense sobre instalaciones nucleares iraníes escaló el conflicto Irán-EE.UU. Washington ha advertido de nuevas sanciones y hasta propone inspeccionar buques iraníes, lo que reforzaría la guerra comercial con Irán.

Históricamente, las sanciones (ONU, UE, EE. UU.) han estrangulado las exportaciones energéticas iraníes y limitan su acceso al mercado financiero global. Sin embargo, Irán ya domina la logística para evadir sanciones: vende casi todo su petróleo a China, por lo que nuevos embargos occidentales tendrían un efecto marginal. 

Desde 2022 el nivel de intercambio petrolero global ha bajado alrededor de 1,6 mb/d en Ormuz por las restricciones de la OPEP+ y sanciones, compensado apenas por 0,5 mb/d en refinados. Las sanciones han incentivado el desarrollo de rutas comerciales alternativas (ferroviarias y oleoductos) para conectar Irán con Asia y Europa.

Durante el fin de semana el conflicto dio un salto cualitativo al entrar Estados Unidos de lleno. El 21 de junio, EEUU bombardeó instalaciones nucleares iraníes. Esto “reconfigura” las tensiones según expertos. La implicación estadounidense ha elevado la incertidumbre global: se temen contraataques mayores. Economistas advierten que, en un contexto de frágil recuperación global, una guerra prolongada con EEUU involucrado podría desestabilizar cadenas de suministro y provocar picos aún mayores de energía y materias primas.

5.1 Reacción económica inmediata tras el ataque de EEUU a Irán

Tras el ataque, los analistas de EEUU y Europa reaccionaron con cautela: los futuros del petróleo subieron con fuerza ese lunes 23 (+6%, hasta ~77–81 USD), pero luego moderaron las ganancias. Los principales índices bursátiles de Wall Street y Europa registraron bajadas leves en el corto plazo. Hasta Tel Aviv mostró calma: el índice TA-35 subió un 5,2% desde el viernes previo, anticipando alivio a largo plazo por parte de Israel (por ejemplo, que EEUU mitigue alzas petroleras).

5.2 Posibles escenarios económicos con EE.UU. involucrado

Se argumenta que, la mejor salida económica sería un final rápido del conflicto, por traumático que fuera, antes que una guerra de desgaste con EEUU involucrado. En caso de que EEUU se mantenga activo, cabe esperar un incremento adicional del gasto militar (cuyos costos afrontaría Washington) y posibles sanciones económicas aún más severas contra Irán (afectando su petróleo y comercio exterior). Este escenario generaría volatilidad continúa: el dólar y bonos del Tesoro (refugio) podrían fortalecerse aún más, mientras que las economías emergentes sufrirían fuga de capitales por riesgo político.

Vista satelital del estrecho de Ormuz, zona estratégica para el transporte mundial de petróleo.

6. El Estrecho de Ormuz: punto estratégico clave para la energía global

6.1 ¿Qué es el Estrecho de Ormuz y por qué es crucial?

El estrecho de Ormuz conecta el Golfo Pérsico con el océano Índico. Es una vía crítica por la que fluye cerca del 20% del petróleo mundial. Esta angosta franja de 33 km de ancho (ubicada entre Omán e Irán) es el cuello de botella energético más relevante del planeta: por ella transitan unos 17,8–20,8 millones de barriles diarios de petróleo y una quinta parte del GNL global. 

Cualquier bloqueo o interrupción en este paso marítimo tendría efectos catastróficos en los mercados energéticos. Diversos analistas coinciden en que si el tránsito se interrumpe totalmente, el barril de crudo podría superar los 130 dólares, generando presiones inflacionarias y desestabilización económica a nivel global.

6.2 Riesgos del cierre del estrecho de Ormuz y rutas alternativas limitadas

En los últimos días, la Cámara baja de Irán aprobó una propuesta para cerrar el Estrecho de Ormuz —pendiente aún del Consejo de Seguridad Nacional—, lo que elevó las tarifas de flete y la ansiedad comercial, acelerando los movimientos especulativos en los mercados.

Aunque existen rutas alternativas, su capacidad es limitada. Arabia Saudita y Emiratos disponen de oleoductos que pueden desviar parte del crudo hacia el Mar Rojo y el Golfo de Omán, pero su capacidad es insuficiente para reemplazar todo el flujo perdido. Irán también ha construido su propio oleoducto hacia Jask, aunque su volumen es marginal.

Oleoducto / Ruta

Capacidad (mb/d)

País

Aramco Este-Oeste (Abqaiq – Yanbu)

5 (ampliable a 7)

Arabia Saudita

Oleoducto a Fujairah (EAU)

1.8

Emiratos Árabes Unidos

Oleoducto Goreh-Jask (Irán)

0.3

Irán

Incluso una interrupción parcial del flujo a través del estrecho podría elevar el precio del petróleo alrededor de un 15%, con efectos inmediatos en los costos de producción y transporte a nivel global.

6.3 El comercio internacional ante la amenaza iraní en el estrecho de Ormuz

El conflicto Israel-Irán ha puesto en jaque al comercio global. Un cierre efectivo del Estrecho de Ormuz paralizaría las exportaciones de petróleo y gas natural de países como Arabia Saudí, Emiratos, Qatar e Irak. Esto forzaría a las navieras a desviar sus rutas, por ejemplo rodeando África, lo que implicaría mayores tiempos de entrega y costos logísticos mucho más altos.

Además del crudo, el transporte de contenedores y productos básicos también sufriría retrasos, lo que agrava la tensión en las cadenas de suministro globales. La sola amenaza de cierre ya ha sido suficiente para disparar las primas de seguros y afectar la planificación de grandes importadores como India, China y la Unión Europea.

6.4 Evolución reciente del precio del crudo

El impacto en los mercados ha sido inmediato. El temor a una interrupción en Ormuz, sumado al ataque estadounidense a instalaciones nucleares iraníes el 21 de junio, ha provocado un fuerte repunte en los precios del Brent, el crudo de referencia europeo.

Fecha

Cierre Brent (USD/barril)

02/06/2025

64,67

13/06/2025

74,23

22/06/2025

79,25

El salto de más de 14 dólares en menos de tres semanas refleja el nerviosismo de los mercados. Las navieras han elevado fuertemente sus tarifas para compensar el riesgo de navegar por la zona, mientras los países consumidores recurren a sus reservas estratégicas para contener el alza de precios. Sin embargo, la capacidad de amortiguación es limitada.

Bomba extractora de petróleo en funcionamiento en un yacimiento del Medio Oriente.

6.5 Efecto en otros sectores y materias primas

Aunque el petróleo es el principal protagonista, otras materias primas también están en riesgo. El colapso de las rutas por Ormuz afectaría la exportación de metales, fertilizantes y productos agrícolas que dependen del tránsito marítimo por la región. Esto afectaría tanto a los países productores como a los consumidores, elevando los costos en toda la cadena productiva.

Además, los países altamente dependientes de los ingresos petroleros (como Irán, Irak o Arabia Saudita) podrían ver reducidos sus ingresos por exportaciones, lo que limitaría su capacidad de importar bienes industriales, alimentos y tecnología, afectando indirectamente al comercio mundial.

En definitiva, la guerra y el riesgo sobre el Estrecho de Ormuz tensionan el comercio internacional más allá del sector energético, provocando disrupciones logísticas, subidas de precios y mayor incertidumbre para empresas, gobiernos y consumidores en todo el mundo.

7. Sanciones y comercio internacional con Irán

Irán está sujeto a severas sanciones internacionales que restringen su comercio. Históricamente, las sanciones (ONU, UE, EEUU) apuntaron especialmente al sector energético iraní, limitando sus exportaciones petroleras y aislándolo del sistema financiero global. En la práctica, esto ha forzado a Teherán a concentrar su comercio en países tolerantes con los embargos (India redujo un 40% sus compras de petróleo iraní entre 2018-2019, mientras que China se convirtió en su principal comprador de crudo). 
Actualmente, las nuevas sanciones de 2025 (por el conflicto reciente) apuntan otra vez al petróleo iraní. Sin embargo, dada la experiencia de evasión de Irán y su fuerte lazo con China, es probable que impacten poco en el flujo de exportación real. Publicaciones indican que Irán registró en el segundo trimestre de 2024 un déficit comercial de 828 MUSD, con exportaciones por 13.498 MUSD y gas/gasoductos (82% petroleras) dominando sus ventas al exterior.

Donald Trump en una sala de crisis, en posible reunión sobre seguridad internacional.
¿Sabías que durante su mandato, Trump se retiró del acuerdo nuclear con Irán en 2018, reactivando las sanciones más duras desde 1979?

En la práctica, el país mantiene superávits comerciales históricos gracias al petróleo y el gas (cerca del 82% de exportaciones totales), siendo China el 36% de sus clientes. Las sanciones abren mercados a otros exportadores regionales (Arabia Saudí duplicó su comercio con India tras las sanciones), pero en general los cuellos de botella energéticos acentúan las consecuencias globales. La paralización del comercio iraní tiene efectos globales en las cadenas de suministro de minerales, alimentos y manufacturas.
Por ejemplo, las exportaciones de fertilizantes desde Irán (derivados del gas) o componentes eléctricos pueden resentirse, lo que aumenta costos en los mercados internacionales. En definitiva, las restricciones a Irán obligan a los importadores a redirigir pedidos y a las empresas a buscar proveedores alternativos, generando fricciones comerciales globales.

8. Nuevas rutas comerciales tras las sanciones

8.1 Corredores ferroviarios y logísticos

En respuesta, Irán, aliado con países como China o Rusia, impulsa rutas alternativas de transporte. Un ejemplo clave es el ferrocarril China-Irán: en mayo de 2025 se inauguró una línea terrestre entre Xi’an (China) y Teherán que cubre la ruta en 15 días –la mitad que por barco–. Este corredor sitúa a Irán como un centro logístico estratégico para Asia Occidental y Europa. 

Paralelamente, Irán colabora con Turkmenistán y otros vecinos para ampliar el tráfico ferroviario actual de 1,6 millones a 4 millones de toneladas anuales. Se planean nuevos corredores multilaterales: China, Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Irán y Turquía discuten un pasillo interconectado hacia Europa. Además de ferrocarriles, se impulsan oleoductos y gasoductos que eviten aguas internacionales controladas por Occidente. 

8.2 Rutas energéticas alternativas

Además de ferrocarriles, se impulsan oleoductos y gasoductos que eviten aguas internacionales controladas por Occidente.

    • Arabia Saudí opera el oleoducto Este-Oeste (Abqaiq–Yanbu, 5–7 mb/d).
    • Emiratos tienen uno hacia Fujairah (1,8 mb/d), para reducir la dependencia de Ormuz.
    • Irán inauguró en 2021 el oleoducto Goreh–Jask (0,3 mb/d) hacia el mar de Omán, aunque sus volúmenes reales (∼70 kb/d en 2024) siguen siendo modestos.

 

Estas infraestructuras son ejemplo de nuevas rutas comerciales tras sanciones: rutas terrestres para mercancías y corredores energéticos alternativos que buscan limitar el impacto del embargo y la capacidad estadounidense de interdicción.

9. Impacto en mercados internacionales y cadenas de suministro

9.1 Aumento de costes logísticos

El conflicto altera la logística mundial de forma directa. El cierre o bloqueo de una ruta clave (Ormuz) encarece el flete marítimo; por ejemplo, la ruta Oriente Medio–China ya vio un alza de tarifas superior al 12% en estas semanas de tensión.

Los agricultores e importadores de alimentos en países dependientes (como España) empiezan a sentir inflación en cereales y fertilizantes, aunque a corto plazo la oferta global de granos siga abundante.

El consiguiente aumento del precio del combustible encarece el transporte de materias primas y bienes finales, alimentando una inflación de costos. 

9.2 Reacción de los mercados financieros

Los mercados financieros, atentos, han registrado caídas moderadas en bolsa y repunte del dólar como refugio.

En resumen, las consecuencias de la guerra y las sanciones pueden interrumpir una cadena logística global interconectada, donde cada retraso en un paso clave (petróleo, semiconductores, commodities) amplifica el riesgo sistémico.

10. Consecuencias económicas globales del conflicto

A nivel macro, los analistas advierten que una crisis prolongada llevaría a un endurecimiento de las condiciones financieras mundiales. El FMI ha rebajado proyecciones de crecimiento (cerca de 2,3% para 2025) precisamente por estos riesgos. 

En el mejor de los casos –escenarios de desescalada– los precios energéticos podrían moderarse con el tiempo y el contrapeso de la OPEP+. Pero en caso de persistencia del conflicto (o de una guerra abierta entre Irán e Israel), el impacto sería muy severo: las exportaciones energéticas de Irán se colapsarían y el precio del crudo podría subir aún más por el pánico global. 

Para los mercados internacionales, la guerra implica reconfigurar inversiones y cadenas de suministro. Se espera un aumento de la cautela inversora en Oriente Medio y un repunte de la prima de riesgo en commodities.

En Asia, países consumidores de energía (India, China) aceleran estrategias de diversificación energética; en Occidente, se reevalúan reservas estratégicas y se explora una mayor producción local. 

En finanzas, los países exportadores de petróleo verían beneficiados sus ingresos (dinero fresco en el mercado), pero se teme que el shock global cause recesión técnica en economías muy dependientes del comercio externo.

Cúpula de Hierro de Israel interceptando misiles lanzados por Irán.
La cúpula de hierro es uno de los sistemas más avanzados en defensa aérea, interceptando en el aire los proyectiles lanzados hacia el territorio israelí. Se estima que es capaz de interceptar hasta un 90% de los proyectiles lanzados, mitigando enormemente las consecuencias provocadas por los ataques aéreos masivos, que buscan sobrecargar el sistema de defensa israelí.

11. Sectores clave bajo riesgo

11.1 Energía

El sector energético es el más directamente afectado. Irán es gran exportador de petróleo y gas; su infraestructura ha sido atacada, elevando riesgos de suministro. Un reporte del IEA (Agencia Internacional de la Energía) advierte que este conflicto es de los más graves vistos en Oriente Medio, pues golpea infraestructuras de energía críticaelpais.com. El precio del petróleo Brent ha reaccionado en consecuencia: en las dos últimas semanas de junio se dispara casi un 20%elpais.com. El gas natural (GLP) ha subido aún más. Ante el temor de un corte en el tránsito por Ormuz, los analistas estiman escenarios al alza: si el flujo por el estrecho cae de 15 a 0 mill. bpd, el Brent podría superar los 100–120 USD por barrilelpais.com. Incluso instituciones financieras evalúan subidas drásticas: Singular Bank advierte de hasta 170 USD en un conflicto, aunque Citigroup y JPMorgan sitúan un cierre prolongado de Ormuz en torno a 90–130 USD. En contraste, los países árabes productores de petróleo han tratado de calmar al mercado: no se han anunciado incrementos significativos de oferta, pero algunos analistas prevén que Arabia Saudí podría incrementar ligeramente su producción si la crisis se agrava, para compensar cierta escasez.

El gas natural también sufre: Qatar, Kuwait, Emiratos e Irak verían afectados sus envíos de LNG. En Europa la situación es crítica: las reservas de gas están en niveles mínimos (46% de capacidad en Alemania a junio) y la subida del precio del gas ya eleva el costo de la electricidad. Todo ello refuerza la urgencia de energía alternativa y aumenta la factura energética de industrias y hogares.

El Estrecho de Ormuz conecta el Golfo Pérsico con el Índico y canaliza unos 15 millones de barriles diarios de crudo (20% del comercio mundial)infobae.com. Su hipotético cierre por parte de Irán dispararía los precios globales del petróleo y el gas. Por ahora la producción iraní no se ha interrumpido, pero los envíos que atraviesan Ormuz en 2025 totalizan 23 millones barriles, cifra que resume la magnitud del riesgo. En la tabla se resume este volumen diario (crudo y productos) junto con su participación estimada en el mercado global.

Concepto

Volumen diario (millones b/d)

Crudo y condensados

15

Productos refinados (GLP, gasolinas)

8

Total Ormuz (Q1 2025)

23 (~20% del comercio global)

11.2 Transporte marítimo y comercio

El transporte marítimo por el Golfo Pérsico está en alerta máxima. Grecia (gran potencia naviera) recomendó precaución o espera en puerto a sus petroleros tras los ataques estadounidenses a Irán. Sin embargo, gigantes como Maersk aseguran que mantienen el tránsito normal por Ormuz. El riesgo geopolítico ha elevado las tarifas de flete: los charter de petroleros han subido casi un 90% desde el 13 de junio, reflejando primas por navegar en aguas inseguras. Además, se han disparado las primas de seguro por riesgo de guerra. Según Reuters, el costo de asegurar un viaje de 7 días a Israel pasó de 0,2% a 0,7–1,0% del valor del barco en una semana. Las empresas navieras están «cautelosas» y revisan caso a caso escalas en puertos del conflicto. Grupos como los hutíes respaldados por Irán han amenazado con atacar buques relacionados con Israel, elevando aún más la prima de riesgo. En conjunto, el comercio internacional que depende de rutas del Golfo (además del petróleo, gas o materias primas como níquel o autos exportados desde Asia) enfrenta interrupciones potenciales y mayores costos logísticos y de seguro.

11.3 Materias primas

El conflicto afecta varias materias primas. El precio del petróleo actúa como comodín, pero otros mercados también reaccionan. El oro, por ejemplo, alcanzó máximos históricos ante la aversión al riesgo provocada por la guerra. Los metales industriales (como cobre o níquel) pueden subir por su vínculo con China, pero también por la menor oferta de acero si Irán corta su producción o exportaciones. Un ejemplo concreto es el mercado de fertilizantes: Irán es gran productor de amoniaco y urea, y el conflicto ya elevó su precio. En la última semana la urea subió un 7% a nivel internacional (425 €/ton), ya que Irán cerró varias plantas de amoníaco/urea y Egipto detuvo la producción por cortes de gas. En España, la organización COAG advierte que estas subidas se trasladarán a los costos agrícolas. Además, el alza del crudo encarece el transporte de materias primas (granos, metales, manufacturas). En síntesis, la combinación de shocks al petróleo, al gas y a insumos como los fertilizantes genera presiones inflacionarias generalizadas en materias primas agrícolas e industriales.

11.4 Tecnología

Israel es un polo global de alta tecnología (startups, semiconductores, ciberseguridad). El sector tecnológico representa cerca del 20% del PIB israelí. En teoría, una guerra podría ralentizar sus exportaciones de software, chips y equipos de defensa. En la práctica, informes recientes señalaban que el “ecosistema high-tech de Israel continúa mostrando resiliencia” pese a los conflictos previos. Sin embargo, la guerra actual exige despliegue de reservistas (muchos eran empleados tech) y desvía inversión: en 2023 el financiamiento de startups israelíes cayó un 55% respecto al año anterior. Esto indica que el capital de riesgo puede retirarse ante la incertidumbre. A corto plazo, la demanda de tecnología militar (drones, radares, ciberseguridad) aumentará, beneficiando a las empresas de defensa-tec. En conjunto, aunque el sector tecnológico de Israel sigue activo, la inversión se retrae y algunos proyectos se demoran, afectando las proyecciones de crecimiento del sector.

11.5 Defensa

El conflicto dispara el gasto militar de forma dramática. Según analistas, Israel estaría incurriendo en costos extraordinarios: algunos cálculos cifran el coste de un mes de hostilidades en hasta 10.800 millones de euros. Cada defensa antimisil es carísima: interceptar un cohete con el sistema «David’s Sling» cuesta unos 700.000 USD, y con «Arrow 3» hasta 4 millones. Estos gastos sostienen a las industrias de armamento (tanto israelíes como fabricantes globales de misiles y defensa antiminas). En Irán, la economía ya sufre años de sanciones; una guerra abierta con un adversario armado con la última tecnología estadounidense sólo agravaría su situación financiera. Por su parte, Estados Unidos incrementará su presencia militar en la región (lo que se detalla abajo), con más compras de armamento (AVIONES F-35, misiles Patriot, etc.) y mayores costos de operación. En resumen, el sector defensa ve subidas fuertes: más presupuesto en equipamiento, aplicaciones militares y contratos con empresas del ramo, lo cual expande el gasto público y desequilibra las finanzas estatales en ambos bandos.

12. Impacto en España del conflicto entre Israel e Irán

Aunque España no mantiene un comercio muy intenso con Irán, tampoco es inmune. En 2024 España exportó a Irán unos 190 M€ (30% maquinaria, 14% farmacéuticos) e importó alrededor de 95 M€ en productos como azafrán, frutos secos y polímeros. Estos volúmenes, si bien reducidos, ilustran un vínculo estratégico.

Concepto

M€ (2024)

Exportaciones (España→Irán)

190,4

Importaciones (Irán→España)

95,0

12.1 Efectos indirectos a través del mercado energético global

Más importante es el efecto indirecto: España depende de un mercado petrolero global. No importa crudo iraní directamente, pero compra a productores como Nigeria, EEUU, Arabia Saudí o México. Cualquier subida generalizada del barril encarece la gasolina, el gasoil y, por ende, el transporte y la producción industrial.

De hecho, desde junio de 2025 el precio de la gasolina en España ya ha comenzado a subir por el temor a cuellos de botella energéticos. El sector energético español –especialmente las compañías de gas y electricidad– se prepara para un encarecimiento del gas natural, que puede repercutir en el precio de la luz. 

España también se ve afectada en sectores clave de la transición energética. Un encarecimiento prolongado del gas fósil refuerza la urgencia de infraestructuras renovables e interconexiones. Sin embargo, en el corto plazo, cualquier restricción de suministro aumenta la factura energética para industrias metalúrgicas y químicas.

12.2 Impacto en logística y comercio exterior de la guerra de irán

En el ámbito logístico, las navieras españolas —incluyendo empresas de flete y operadores de trasbordadores en el Mediterráneo— ya reportan incrementos en tarifas y dificultades operativas debido a las tensiones en el estrecho de Ormuz. Un bloqueo o un aumento en los riesgos percibidos eleva los costos del transporte marítimo y retrasa las cadenas de suministro.

En términos comerciales, aunque el volumen directo de comercio con Irán es pequeño, España debe considerar el riesgo de que nuevas sanciones o cierres fronterizos en la región perturben los flujos comerciales. Además, cualquier restricción al tránsito por el Golfo Pérsico afectaría al comercio mediterráneo en general, incrementando los costes logísticos de exportaciones importantes para España, como automóviles, alimentos y bienes de equipo.

Por otro lado, el turismo español parece poco afectado directamente, dado que los destinos principales de los turistas extranjeros no están en zonas de conflicto. De hecho, competidores regionales como Egipto y Turquía podrían perder visitantes de Medio Oriente, lo que podría beneficiar levemente al turismo español.

12.3 Repercusiones macroeconómicas y financieras de la guerra de irán

El impacto más visible del conflicto en la economía española se observa en la inflación y la volatilidad financiera. El aumento en los precios del petróleo (que alcanzaron entre 78 y 79 dólares por barril en junio de 2025) influye en la inflación local, que según Funcas podría incrementarse hasta un 2,8% en 2025, frente al 2,4% previsto en escenarios sin conflicto. El Banco Central Europeo estima que una subida del 10% en el precio del crudo se traduce en un alza de aproximadamente 0,2 puntos porcentuales en la inflación general, principalmente por los costes de electricidad y carburantes.

España importa su petróleo principalmente de EE. UU., México, Brasil y Argelia, además de gas licuado (LNG) de Qatar, Argelia y Estados Unidos. La dependencia de estos mercados implica que un choque en los precios globales eleva directamente los costes energéticos para empresas y consumidores, afectando también a sectores industriales por la inflación de costes.

En el mercado financiero, el índice Ibex 35 ha mostrado caídas moderadas y reflejo del nerviosismo global, mientras que la prima de riesgo española subió de cerca de 60 puntos básicos a 70 en pocos días, aunque parte de esta alza también se relaciona con factores internos.

13. Conclusión

En síntesis, la guerra comercial y militar con Irán genera un efecto dominó global con impactos directos e indirectos en España: desde la inflación energética y los costes industriales, hasta alteraciones en la logística y la incertidumbre financiera. Aunque el comercio bilateral con Irán es limitado, la interdependencia en el mercado energético mundial y las rutas comerciales estratégicas hacen que España no sea inmune a los efectos de la crisis.

Los expertos coinciden en que una resolución pacífica es clave para evitar escenarios más catastróficos. Mientras tanto, España debe prepararse para un entorno más volátil e interdependiente, apostando por la diversificación de mercados, la transición energética y el fortalecimiento de infraestructuras logísticas para mitigar riesgos futuros.

Preguntas Frecuentes (FAQs)

El conflicto genera incertidumbre en las rutas de suministro del petróleo, especialmente en el estrecho de Ormuz, por donde pasa cerca del 20% del petróleo mundial. Esto provoca aumentos en los precios internacionales del crudo, que luego se trasladan a combustibles y electricidad, encareciendo la energía global.

El estrecho de Ormuz es un punto estratégico que conecta el Golfo Pérsico con el mar abierto. Aproximadamente 18-20 millones de barriles de petróleo diario transitan por allí, lo que representa un tercio del comercio petrolero mundial. Cualquier interrupción afecta la oferta y los precios globales.

Estados Unidos está activamente involucrado apoyando a Israel y ejerciendo presión económica y militar sobre Irán. Esto incluye sanciones económicas y ataques a instalaciones nucleares iraníes, lo que incrementa la tensión y la volatilidad en los mercados globales.

Las sanciones restringen la capacidad de Irán para exportar petróleo y acceder a los mercados financieros internacionales, pero Irán ha desarrollado rutas alternativas y alianzas, principalmente con China, para sortear estas limitaciones. Sin embargo, las sanciones aumentan la incertidumbre y complican el comercio global.

Si el conflicto entre Irán e Israel se extiende y Estados Unidos continúa su intervención, es muy probable que los precios internacionales de la energía (petróleo y gas) sigan aumentando, lo que incrementará la inflación global y la volatilidad en los mercados financieros. Esta situación puede ralentizar la recuperación económica mundial, afectar negativamente el comercio internacional y forzar una reevaluación de las cadenas de suministro y las estrategias energéticas de países y empresas.

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